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viernes, 5 de diciembre de 2014

La osa de andara

Desde que el mundo es mundo los fenomenos naturales  han inspirado en la mente humana la creencia en genios benefactores o destructivos que deambulan por los bosques y las crestas de las cumbres más ásperas e innaccesibles influyendo sobre nuestras vidas ( sátiros, centauros, gigantes..). Una de esas figuras es la del hombre salvaje....
Hombre y mujer salvajes

¿Restos de antiguos cultos a dioses de la naturaleza? ¿O hay algo más detrás de esto seres?


¿Quién no ha oído hablar del Yeti de Los Himalayas cuyas pisadas en la nieve han hecho soñar a generaciones de alpinistas? ¿O del Bigfoot , el hombre mono gigante de las montañas rocosas de América?. 
No hace falta irse tan lejos.. En nuestro propio país, en la parte Oriental de Los Picos de Europa, también conocida como el macizo de Andará, que con sus dos-miles ha permanecido hasta hace  poco  al margen de las rutas turísticas existen tradiciones muy parecidas.
Tierras yermas e improductivas, de soledades calcáreas y picos nevados, de oquedades insondables y precipicios vertiginosos, este lugar ha supuesto una barrera natural de difícil acceso para todo aquel que ha tratado de conquistarla (romanos, árabes, etc..)
Únicamente la explotación forestal, las aguas termales y una actividad minera que se limitó a arañar su superficie  trajo consiguo calzadas y carreteras a un lugar donde las ocupaciones tradicionales han consistido desde siempre en el pastoreo, la cría de ganado, y una modesta agricultura. 
Para que nos hagamos una idea no fue hasta 1856 con el comienzo de la fiebre del zinc, mineral explotado por Sociedad de minas  La Providencia cuando las altas cumbres empezaron a abrirse verdaderamente al mundo exterior. Como consecuencia de las exploraciones de geólogos como Casiano de Prado o el alemán Guillermo Shulz, que en esa misma época se aventuraron por los riscos del macizo con el objetivo de realizar un mapa fiable de la región, y también  de la curiosidad que despertaron estas pintorescas peñas en las tertulias que se celebraban en los cafés de Santander, animadas por escritores famosos como Pereda y Galdos, fue cuando nombres como Tresviso , Beges, El desfiladero de La Hermida o el Macondiu empezaron a ser conocidos fuera de sus fronteras.
En 1875, se publicó un libro que más que ningún otro contribuyó a fijar las miradas de los curiosos hacia esta tierra olvidada. El autor un zaragozano llamado Juste y Garcés lo titulo " La osa de Andara ". Si quieres saber más cosas sobre el libro y sobre esta mujer-osa pincha en este enlace....

Circo de Andara

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